Un público diferente, más joven, dinámico y práctico se impone. El bolso ha de ser un complemento práctico, juvenil y original sin renunciar a la piel, a la calidad y al diseño. Nace así, esta familia de bolsos carcaj para personas que necesitan tener las manos libres, que van en bici, moto, tiene niños... Esta colección ve la luz por primera vez, con motivo de la exposición en Arco de 1998, y por su carácter rompedor suponen un gran éxito que todavía se mantiene.
En los primeros años del milenio aparecen las primeras formas redondeadas, suaves y aéreas; los bolsos han perdido las referencias espaciales habituales: (laterales, fondo, etc.), al igual que la arquitectura del momento, donde los nuevos programas informáticos permiten construir espacios hasta ahora impensables; paredes, techos y suelo son un mismo “continuum” espacial. El espacio interior del bolso gana en aprovechamiento y sus formas se adaptan al cuerpo como un guante.
Uno de los temas recurrentes del diseño, la arquitectura y el arte ha sido a lo largo de la historia moderna, la cinta de Möbius. En mi caso particular me sirve para lograr un bolso "redondo", un bolso que integra todos sus elementos sin distinguirlos por sus funciones (las asas pueden ser bolsillos…). Retomo pues una idea antigua pero atemporal, que me sirvió de proyecto fin de carrera, y que cada vez se adapta mejor al paso del tiempo y a las nuevas necesidades.
La papiroflexia es uno de los recursos más ampliamente utilizados en el proceso de diseño de nuestros bolsos. Mediante pliegues y pocos cortes se obtienen bolsos de formas diferentes con una morfología muy peculiar y práctica, (amplias aperturas que permiten ver con facilidad el interior del bolso, adaptabilidad al cuerpo y a los usos y costumbres del usuario).
Uno de los ejercicios de diseño más recurrentes en nuestra forma de trabajo, es la manipulación de formas geométricas para obtener volúmenes originales, que se adapten de manera diferente y práctica al usuario (no solo ergonómicamente, sino también al uso que se hace del bolso).
Con el paso de los años aparecen otras líneas de investigación. El diseño del bolso se centra en el elemento contenedor. Éste, ya no es un volumen resultante de manipulaciones geométricas, sino que es una piel mutante (que conecta interior y exterior) y que, en diseños como estos, se convierte en una orografía cambiante creadora de los elementos del bolso.